Reloj

viernes, 11 de julio de 2014

Genocidio palestino

Empieza un nuevo día, juntos en la oración de la mañana mi padre agradece a Dios que nuestra casa siga en pie y bendice la infinita sabiduría de Allah mientras suplica entre ojos bañados de lágrimas que el día que empieza acabe sin que la muerte venida de manos de Israel llame a nuestra puerta.
Un día más las ablución antes del rezo la debemos hacer con arena, pues el agua hace días que nos abandonó y tenemos lo justo para beber.
Mis ojos tímidamente se asoman por la ventana cuando el sol inicia su recorrido rutinario por el cielo y el día tiene el capricho de empezar como lo hizo ayer; con ceniza, muerte y destrucción venida de los pájaros de hierro construidos para matarnos, y es que, mi padre dice que unos jóvenes secuestraron a unos israelíes quitándoles la vida y ahora su pueblo clama venganza sin importar que paguen justos por pecadores y todo esto mientras el mundo calla y consiente.
Mi padre no quiere que salga a jugar, pues tiene miedo. Mi madre lo convence tras una breve conversación y salgo con mi pelota a las calles enmudecidas por las bombas hasta que sienten mi energía, para mí es un día más, pues nací entre ríos de sangre y fuego como mis amigos, que rápidamente mi presencia en la calle les anima a acompañarme.
Entre los escombros nos imaginamos que somos Messi y que entre más de 80 mil gargantas recorremos el campo y marcamos gol rompiendo en aplausos y gritos miles de personas, ajenas a cualquier problema más allá de que su selección gane el mundial.
Nuestro sueño se ve interrumpido por la macabra realidad, que un día más se ensaña con nuestros moribundos compatriotas y es que, los pájaros de hierro han vuelto y están sembrando su furia sobre nuestras cabezas. Queremos correr pero el impacto de una bomba nos tira al suelo como si de papel tratáramos. Nos levantamos todos como un rayo menos Mohammed, que yace en el suelo inmóvil tras haberse golpeado en la caída con una piedra en la cabeza, su último gesto de vida fue su garganta gritando mientras marcaba el gol que le había dado el mundial a su equipo.
Pasan las horas y miles de personas salimos a la calle a honrar a mi amigo muerto que la muerte lo llevó con escasos 8 años cumplidos.
Sus padres entre rabia y lloros claman venganza, pues el enemigo ataca a gente sin capacidad real de poder defenderse.
Banderas cubren el cuerpo sin vida de mi amigo, y yo no puedo parar de mirar a sus padres, sin fuerzas ya de tanto llorar y gritar, mis padres se acercan a consolarlos rodeados por miles de almas enfurecidas.
Ya ha pasado un día desde que el entierro tuvo lugar, mi padre dice que hoy han sido lanzados 4 misiles a Israel en venganza por la muerte de mi amigo y de otras 20 personas más, tras derrumbarse un edificio por una bomba y haber quedado atrapadas bajo su abrazo mortal.
Cada día que pasa el enemigo ataca con más saña, y sus bombas alcanzan hospitales y colegios, esta vez mi madre no se opone a mi padre y debo quedarme en casa atormentándome por la muerte de mi amigo.
Oímos un ruido el edificio tiembla y se resquebraja, alguien llama a la puerta, es la miseria y cobardía de Israel.


No hay comentarios:

Publicar un comentario